Las gallinas son de los pocos animales que caen dos veces en la misma piedra. Les invitas a pienso o pan y vienen. Les intentas coger, se asustan y se van. Les vueles a incitar con otro trozo de pan y vuelven a venir y vuelves a intentar cogerlos.
De la misma manera, el hombre, como raza, cae dos y más veces en la misma piedra. Pongamos un ejemplo: Hay una serie de películas que da igual cuántas veces las vea, siempre lloro. Y cuando las ponen en la tele o las ponga yo (soy masoquista y hasta las tengo en DVD), vuelvo a verlas una y otra vez y vuelvo a llorar como la primera vez. Te estarás preguntando por qué soy tan tonta de verlas si ya sé que voy a pasarlo mal. Lo sé, no hay necesidad de pasarlo mal si de antemano sabes que vas a pasarlo mal. Pero ahí estoy yo. Estas películas son Gladiator, Forrest Gump y las más recientemente añadida a la lista es PS I love you.
Desconozco porque me gustan tanto o el porqué de tanta lágrima. Tal vez sea que como sé cómo terminan. Da igual lo que pase o cuánto llore esta vez porque sé que terminarán bien o todo lo bien que pueden terminar. ¿Estamos dispuestos a sufrir si sabemos que al final merecerá la pena?
Todos somos gallinas.
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