Y es que es verdad, como en casa, en ningún lado. Ahora que ya no estoy allí, lo aprecio mucho más. Estar con mis amigas, mi padres. Ir de paseo, a tomar un café, contarnos confidencias, y etc.
Siempre anhelando lo que no tenemos.
Siempre queriendo irme y ahora, deseando volver.
Hogar, dulce hogar.