23 de marzo de 2014

En el gimnasio... otra vez

Bueno bueno bueno, después de una temporada sin cosas dignas de ser contadas, estoy de vuelta y con una historia que creo que os va a hacer gracia. Desde luego, a todos a los que se la he contado, les ha gustado.

En fin, comencemos por el comienzo. El año pasado por fin, me apunté a un gimnasio serio, con sala, clases, piscina... todas esas salas de tortura dedicadas a nuestro "bienestar" y "puesta en forma". La verdad es que estoy contenta, no suele haber mucha gente y gracias a Dios, no hay muchos de esos musculitos-bebe-polvos que se pasean por el gimnasio.

La verdad es que los musculitos-bebe-polvos son una raza a parte que merece la pena un comentario antes de sumergirme en la historia que hoy nos ocupa.
Esos individuos que pasean y posan frente al espejo, que hacen series con las pesas más grandes que hay para luego soltarlas y que el eco de su esfuerzo resuene en toda la sala... En qué piensan? Se sientes atractivos y atrayentes? (¿HOLA?)
También están los musculitos-bebe-polvos wannabe. Esos que en un futuro será los musculitos-bebe-polvos de Pro. Los que quedan con sus colegas musculitos-bebe-polvos para hacer "un poco de pecho" o calentar "esas bolas" porque últimamente se siente un poco "flojos". En fin... esos que se presentan en chacletas para hacer abdominales, y en zapatillas para hacer un poco de "Cardio". Ay madre.. me pregunto qué clase de vida exterior (fuera del "Gym") llevarán. Me pregunto qué tipo de ropa llevarán y será tan pegada y envasada al vacío como la que llevan por el gimnasio.
Como digo, de esos hay pocos, pero he conocido muchos en mi basta experiencia de mujer-treinteañera-oh-Dios-mío-tengo-que-hacer-algo-con-este-culo y mis múltiples intento por hacer ese algo.

A lo que íbamos, estaba yo un día de esos en los que los planetas se alinean y me he traído todo en la bolsa y he conseguido salir a una hora normal y he tenido ganas, y me siento con fuerzas y mira que hasta parece que brilla el sol... Un día que fui al gimnasio, vamos.
Después de pasar por la elíptica, unas pesas, abdominales y correr... como os podréis imaginar, no soy la visión más favorecedora de mí misma. (Si, soy humana y sudo, y me pongo roja) me dispongo a hacer una serie de sentadillas... y me pongo contra la pared, al lado de un musculitos-bebe-polvos wannabe, que está haciendo abdominales de todos los tipos y suspirando con cada una... y yo me concentro en lo mío, al gimnasio he venido a trabajar, a quemar calorías y no a hacer amigos.
1- bajo y pienso en todo lo que he hecho hasta ahora
2- bajo y pienso sobre la posibilidad de que al musculitos-bebe-polvos wannabe tenga capacidad para respirar con esa camiseta tan pegada (Mierda, aún no he hecho el curso de primeros auxilios)
4 - bajo... por qué me está mirando? estoy sudando, sí.
5 - bajo...qué habrá para cenar?
6- bajo y observo que el tío empieza a hacer otro tipo de abdominales (cuántos hay?!?!) de esas que tienes que levantar las piernas mientras el tronco hacer todo el trabajo.
7- Bajo y pienso en la reunión de mañana, ¿Tengo todos los papeles en casa?
8- Bajo y.... no puedo pensar nada porque oigo algo. Algo que no debería ser lo que parece que he oído.
El tío de al lado, el musculitos-bebe-polvos wannabe, acaba de tener un percance. EL TIO SE HA ECHADO UN PEDO!!!

QUE ASCOOOOOOOOOOO

Pero nada, yo cojo y vuelvo a bajar 6 y reprimo una sonrisa... o básicamente una carcajada.
Nadie se inmuta... y el tío sigue haciendo sus abdominales. No seré yo quien le descubra....

Este gimnasio promete.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si te ha gustado, prueba con esto

Related Posts with Thumbnails