Hay frases o preguntas que hace falta contextualizar, porque si no, no sabes qué contestar. Un ejemplo de esto es: ¿De dónde vienes?
Yo digo: “De San Sebastián” y entonces me dicen:
- “¡Ah! ¿Y vienes hasta aquí todos los días?” Es entonces cuando me doy cuenta de que me preguntan dónde vivo.
- “No, que a ver dónde trabajabas antes”. Vaya, esta sí que no la hubiese adivinado. No me digas que no hay otra forma de preguntar esto…
En fin, para evitar este desconcierto y falta de coherencia en la conversación, contextualicemos por favor.
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