Esta mañana me ha sucedido una de esas cosas interesantes que suceden en la vida. Pequeños momentos en los que la realidad se vuelve algo loca y te sorprende. Iba por Zara con mi madre cuando dos señoras francesas han pasado al lado nuestro con paso acelerado mientras otro grupo de clietnas potenciales o simples mironas hacían círculo entorno a la prenda estrella.
La prenda estrella no era tal, sino un regalito del perrito que acompañaba a las francesitas... Vaya, vaya... Una de las señoronas clientas potenciales ahbía pisado uno de los regalitos, que eran varios. Y las francesitas habían hehco oídos sordos a las llamadas de atención y ojos ciegos a la obra de arte de su can.
Mi madre, ella con ese caracter que Dios le ha dado, se ha acercasdo a una de las francesas pasea-canes de paso ligero y le ha dicho en el francés que ella tiene (que es muy bieno por cierto), que: "Eso es suyo". Como si fuese un papel que se te cae del bolso al sacar la cartera. A lo que la francesa a contestado: "Sí, bieno, peor no tengo nada... yo no tengo nada...yo..." (Me iba ya y estoy en España y aquí ni entiendo ni hago por entender, Creo que habrá pensado ell) y mi madre le ha dicho "Pues invénteselo".
A todo esto, el ejército de dependientas no han dicho ni mu y finalmente nos hemos ido antes de saber cómo terminaba esta historia...
Lo dicho, una anecdotilla de esas que te alegran la vida.
