Para mis queridos lectores que me lean y no lo sepan, soy de San Sebastián. Una pequeña ciudad de aproximadamente 200.000 habitantes. Preciosa donde las haya y a la que cada vez echo más de menos.
Me encanta ir allí a ver el mar revuelto, a notar la brisa en la cara, la lluvia en el pelo…Obviamente, también echo de menos a amigos y familiares.
El caso es que no sabía cuanta gente acudía allí de turismos hasta que salí. ¡Y la verdad es que estoy impresionada!
He decidido hacer unas recomendaciones especiales para las personas que no hayáis estado, para que os entre el gusanillo y aquellas que estéis pensando ir, para que os terminéis de convencer. Y si no, para que repitáis!
San Sebastián ha recibido varios nombres a lo largo de su historia, entre ellos: Bella Easo (De ahí la bollería “La Bella Easo”, Irutxulo (Tres agujeros, porque son los que se formas entre las montañas que la rodean), Izurun o Donostia (en euskera, o vasco o vascuence).
Tiene tres payas bien diferenciadas:
a) La concha: Es la más famosa y por cuyo paseo se puede observar la arquitectura victoriana que salpica toda la ciudad. Antes tuvo la bandera azul, pero creo que la perdió porque a veces hay algas… (“puaj”)
b) Ondarreta, Se extiende por el barrio del Antiguo y se puede considerar una prolongación de La concha, pero se haya separada de esta por un peñasco rocoso, El Pico de Oro. El pico de Oro pertenece al Palacio de Miramar, antigua residencia real y que ahora se abre para cursos de verano y salones de exposiciones.
c) Zurriola. Esta playa se sitúa al otro lado del río Urumea que separa la ciudad en dos. También hay un paseo, pero no es tan mágico con el de La concha. Aquí hay mucha corriente y los surfistas suelen acudir en masa. Además, hay una parte nudista (para que veáis lo modernos que somos). Lo cierto es que no pega nada una zona nudista en pleno centro y viendo cómo es la ciudad y sus gentes.
Si os ha gustado... en próximos capítulos no os perdáis los momumentos, los pintxos, los restaurantes y los lugares que más me gustan.
Todo es alegría porque durante un año no se ha podido tocar la marcha. Es genial, todo el mundo está de buen humor, se entrega el “Tambor de oro”… El 20 de enero empieza pronto porque desfila la tamboreada de los niños. Eres barril, cantinera, tambor o gastador. Has estado ensayando durante cerca de dos meses las canciones, ya te las sabes de memoria, mantienes la línea en las curvas del recorrido… todo está bajo control. Las madres lloran, los padres se muestran orgullosos y los niños no saben la que se les viene encima. A veces llueve y tienen que acortar el recorrido, pero sn dos horas tocando las mismas canciones una y otra vez… 
c) Festival de cine de San Sebastián. Antes se celebraba en el Teatro Victoria Eugenia, pero ahora se hace en el Palacio de Congresos del Kursaal. Antes era súper bonito porque las estrellas del celuloide se alojaban en el hotel Reina María Cristina e iban andando sobre una alfombra roja luciendo palmito y modelito hasta el teatro. ( En la foto, el Teatro Victoria Eugenia)
Ahora se alojan en ese hotel, pero van en coche hasta el Kursaal. Ha perdido cierto glamour por este hecho, pero la categoría de los actores aumenta cada año. 
Sin embargo, se caracteriza por se principalmente un festival de culto e independiente centrándose en “películas con mensaje”. Se estrenan películas taquilleras, pero no es una lluvia continua como en Cannes o Berlín.
La pena es que los carteristas hacen su agosto y que hay tanto borracho junto que las calles se llenan de suciedad y demás en pocas horas. Lo bueno es ir un ratito comer algo y luego irse, si te dejan moverte, claro. Para los niños es más divertido porque ponen un mercado de animales de granja y siempre es curioso ver la reacción de los más pequeños.
